Los útimos Zapatistas, Heroes Olvidados

En el año 2000 el cineasta mexicano Francesco Taboada Tabone comenzó una investigación para encontrar a los últimos soldados que combatieron al lado del General Emiliano Zapata en la Revolución de 1910.

A casi cien años de aquella Revolución, los sobrevivientes del legendario Ejército Libertador del Sur, hablan de una verdad que no aparece en los libros. Hombres y mujeres que hoy levantan por última vez su voz, dejando un testamento invaluable para México y el mundo en la película documental Los Últimos Zapatistas, Héroes Olvidados.

Un documental que sin duda alguna es una verdadera joya.

















Más de Canek

Canek dijo:

-Todos los seres, por el hecho mismo de serlo,
tienen atributos, expresiones de su esencia,
voces que revelan su origen y condición. El
atributo de los seres no es un adorno ni una
cualidad que viene de fuera, al acaso. Su
atributo es como la emanación del agua que
hierve; es agua y no es agua. Así el atributo
del mar es el orgullo, el atributo del sol, la
autoridad, el atributo del hombre, la dignidad.

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Canek dijo:

-Los Dioses nacen cuando los hombres mueren.
Mientras los hombres se tuvieron confianza no
hubo necesidad de dioses; los hombres podían
confiar su corazón y su mente a los otros hombres;
podían decir sin miedo su palabra a los otros hombres
Pero cuando los hombres se ocultaron de los
hombres para comer la fruta que a todos dio el
campo; cuando los hombres acecharon a los
hombres por gusto de la mujer; cuando los hombres
hicieron secreto de la oración que se dice en
público, entonces nacieron los dioses. Por eso
los dioses son tanto más poderosos, más crueles y
más lejanos, cuanto mayor es la desconfianza que
separa a los hombres de los hombres.

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Canek dijo:

-Unos prefieren el ideal: otros la realidad.
De esto resulta una discordia que encona
los espíritus. Nunca los hombres concilian
sus opiniones. A lo más que llegan es a
soñar la realidad o a vivir el ideal. Y la
diferencia del apetito subsiste. Pero el
hombre de estas tierras debe ser más
exigente y más humano; debe querer la
mejor realidad; la posible, la que madura y
crece en sus manos. Esto será como vivir
el ideal de la realidad.



CANEK (1940)
Emilio Abreu Gómez

Tlacuilo

Tlacuilo es una palabra derivada del náhuatl tlacuilō o tlacuihcuilō que significa 'el que labra la piedra o la madera' y que más tarde pasó a designar a lo que hoy llamamos escriba, pintor, escritor o sabio.

Los tlacuilos eran hombres y mujeres hábiles en el dibujo, a quienes desde niños se les adiestraba en el conocimiento profundo de su lengua y cultura. La labor del tlacuilo se asocia, por lo tanto, con diferentes actividades, no sólo con la pictografía. El tlacuilo pintaba los códices y los murales en Mesoamérica. Conocía las diversas formas de representación, así como la mitología. Llevaban registros de la diversidad biológica. Podía trabajar en mercados y templos, según el tipo de actividad para la que se le necesitara.

Para elaborar los códices, los tlacuilos usaban papel amate o āmatl, piel de venado o tela de algodón tejida en telar de cintura, así como tintas negra y roja para las pinturas y glifos. Y quizá, en algunos casos, papel de maguey. Los códices se guardaban, doblados a manera de biombos, en amoxcallis o casas de códices. Los tlacuilos se encontraban bajo la protección de la diosa Xochiquétzal.

Después de la conquista española, un grupo de indígenas registró en escritura latina la información de varios códices y anales históricos aztecas. En el Códice Matritense de la Real Academia de la Historia,[1] al tlahcuilo se le define así:

Tlahcuilo: el pintor
Detalle del Códice Mendoza en el que aparece un pintor (tlacuilo) entre otros oficios y personajes (al centro, a la izquierda).
El pintor: la tinta negra y roja,
artista, creador de cosas con el agua negra.
Diseña las cosas con el carbón, las dibuja,
prepara el color negro, lo muele, lo aplica.


El buen pintor: entendido, Dios en su corazón,
diviniza con su corazón a las cosas,
dialoga con su propio corazón.


Conoce los colores, los aplica, sombrea;
dibuja los pies, las caras,
traza las sombras, logra un perfecto acabado.


Todos los colores aplica a las cosas,
como si fuera un tolteca,
pinta los colores de todas las flores.


El mal pintor: corazón amortajado,
indignación de la gente, provoca fastidio,
engañador, siempre anda engañando.


No muestra el rostro de las cosas,
da muerte a sus colores,
mete a las cosas en la noche.


Pinta las cosas en vano,
sus creaciones son torpes, las hace al azar,
desfigura el rostro de las cosas.


Existe un documental llamado Tlacuilo, producido y dirigido por Enrique Escalona (CIESAS, México, 1988) y basado en los estudios y publicaciones de Joaquín Galarza sobre la pictografía náhuatl. Hay un video de los Tlacuilos en Tlacuilonotariomexicano.com que muestra como era dicho oficio.




Tomado de Wikipedia


Aquí les dejamos los links de este valiosísimo documental: